UNO Y DOS manejan un par de labios, gigantes, representan el terror que la noticia despierta en la población. Danzan, los labios se atraen y repelen; se rehúyen y finalmente, se encuentran. Los personajes ruedan suavemente por el piso hasta quedar yertos con los brazos extendidos. Se enciende la luna, suena una sirena, DOS se incorpora a medias y llama a UNO.
DOS
– ¡Capitán!, ¡Capitán!
UNO se incorpora de golpe, sobresaltado.
UNO
– ¿Qué, Marinero?
DOS
– El Destino...
UNO
– Sigamos, Marinero, sigamos.
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