Ambos actores (UNO y DOS) unidos por la espalda, por un saco en común, pasan entre el público mirando hacia uno y otro lado. Suben al escenario, al llegar giran y UNO queda frente al público. De ahora en más irán rotando a medida que deban hablar, sosteniendo sobre su rostro una máscara azul de expresión neutra. Salvo indicación en contrario todos los textos deben decirse con la máscara sobre el rostro.
UNO
– No llegué aquí para confesar inocentemente la desgraciada suerte de un ser que sangra y brota, muere y vuelve a nacer como yo.
DOS
– ¿Quién golpea a mis espaldas un saludo que no comprendo?. ¿Quién me habla en otro idioma?. ¿Quién agita las notas de una comparsa lejana?
UNO
– No voy a contarles tampoco la suerte de un hombre que ocupa su paso en el mundo en dar otros pasos que jamás comprende. ¡No! Es al amor a quien debo el mayor paso, el último peldaño de esta escalera.
DOS
– ¿Quién me habla?
UNO
– ¿Quién me habla?
DOS
– ¿Quién me habla?
UNO y DOS (Girando)
– ¡Quiero salir!
Tironean para despegarse uno del otro y vuelven a gritar. Se sacan el saco y se ven. Cuelgan las máscaras azules y el saco en el centro del escenario. Al mirarse se sorprenden y comienzan a perseguirse alrededor del saco y las máscaras. De pronto se detienen. Se escucha el fragor leve de un sonido siniestro. El sonido cesa. Ambos, entonces, sienten una profunda angustia y lo disimulan y la apaciguan mimándose.
UNO
– Se me rompió la media.
DOS (preocupado)
– ¿La media?.
UNO
– La media... (se la muestra)
DOS
– La media... (se ríen)
Vuelve a escucharse el sonido y se abrazan. Entonces sacan con premura, de una caja, máscaras blancas, se las ponen. Cambian. Son otros.
UNO (se toma la barbilla pensativo. Luego, señalando al público, sosteniendo sobre su rostro la máscara azul, y con tono grandilocuente dice)
– La excelencia en la construcción semántica garantiza en casi un cien por ciento el rédito económico a corto plazo. Ejemplo, nuestra empresa (cambia el tono y baja la máscara, como sincerándose) de la cual por otra parte no soy más que un empleado (retomando la grandilocuencia) desea brindarle un servicio imprescindible que se ajuste a sus necesidades reales (malicioso) que entre paréntesis nosotros fomentaremos (retomando el tono inicial) y sus posibilidades de desarrollo y ascenso, etcétera, etcétera...
Sigue repitiéndolo mientras DOS comienza a hablar.
DOS
– El hombre construye un universo de palabras y silencios, que encubren el mundo, pero sólo permite aflorar a la poesía cuando habla con su propia voz; cuando habla de sí a través de sus actos.
UNO
– El buen trato consolida el vínculo entre la necesidad del cliente (malicioso) que por otra parte siempre tiene razón (retoma la postura) y la posibilidad de respuesta del oferente, (apurándose) o sea esta gran familia que es nuestra empresa, (más rápido) que a través de años de tesonero esfuerzo ha sabido ganarse un lugar en este difícil mercado, etcétera, etcétera...
DOS (como si hubiera comenzado hace rato, continúa recitando)
– ...y aunque la rama ás alta, en la proximidad con el cielo, lo ignore, es la raíz oculta bajo la tierra la que alimenta su esplendorosa luminiscencia (se interrumpe, como si se hubiera olvidado una parte, luego sigue) ...y el poderoso tronco que la sustenta soportando los rigores de la adversidad, alimentará la simiente que estallará en sabrosos frutos y flores que acrecentarán su belleza...
UNO
– Con los subordinados la cuestión es diferente; el trato debe ser firme y decidido; debe quedar en claro quién manda, (enérgico) pero por sobre todo debe quedar en claro... (breve pausa) que la jerarquía es incuestionable. (apurándose) Porque la laxitud en el mando conduce a una promiscuidad operativa que atenta contra los supremos valores de etcétera, etcétera, etcétera. (giran lentamente, sin detenerse)
DOS
– ...y en el verde esplendor de la mañana, las ramas estallarán en júbilo de trinos, que inundará las almas de los enamorados y hará que brille la quintaescencia armoniosa del ser supremo que anida en los corazones sensibles etcétera, etcétera, etcétera.
LOS DOS
– Etceteretceteretcétera.
Continúa la repetición de la palabra hasta que se va diluyendo mientras van dejando caer las máscaras azules y las cuelgan junto al saco.
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